- Afirma que tratan de desmantelar la institucionalidad democrática y los derechos humanos
Juan Ignacio Corro
Ciudad de México, a 19 de septiembre de 2025
La democracia atraviesa uno de sus momentos históricos más críticos advirtió la jueza presidenta de la Corte Interamerican de los Derechos Humanos, Nancy Hernández López, al sostener que se vive una época en que la palabra libertad es invocada con frecuencia, pero no siempre con compromiso genuino.
Por ello, sentenció, es necesario recordar que no hay democracia sin derechos humanos, ni derechos humanos sin democracia, como tampoco hay desarrollo sostenible sin ambas.
Llama a proteger los derechos humanos como un imperativo moral
Al intervenir en el 13º Diplomado de Formación en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos “Héctor Fix Zamudio” en el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, la jurista costarricense recalcó que, ante las amenazas globales, la protección y promoción de los derechos humanos no sólo son un imperativo moral, sino también una estrategia esencial para construir sociedades justas y resilientes.
Dejó en el claro que, frente a los desafíos actuales los derechos humanos, lejos de ser un obstáculo, son una brújula ética, una garantía de estabilidad democrática y de civilidad.
“Defenderlos es hoy un acto de lucidez y valentía”, subrayó, toda vez que, frente a la narrativa de la soberanía absoluta y el debilitamiento del multilateralismo, el derecho sigue siendo una trinchera de resistencia y un motor de transformación.
Pregonan falsos profetas de la libertad
También profesora de las maestrías de Derecho Constitucional, Derecho Público y Ciencias Penales de la Universidad de Costa Rica, dijo que la democracia liberal y la dignidad humana enfrentan complejas amenazas, por lo que resulta imprescindible que existan instituciones que mantengan vivo el pensamiento crítico y la defensa de la libertad.
Exhibió que líderes contemporáneos de distintas latitudes y espectros ideológicos se proclaman adalides de la libertad mientras desmantelan los pilares sobre los cuales esta descansa: la institucionalidad democrática y los derechos humanos.
A esos, les llamó “falsos profetas de la libertad”, destacó acompañada por la investigadora del IIJ, María Elisa Franco Martín del Campo. Ante esta paradoja, preciso la importancia de recordar que el desarrollo no puede reducirse a temas económicos como el ingreso per cápita o la simple expansión de mercados.
Concentrar el poder implica encarcelar la disidencia, silenciar la prensa y criminalizar la protesta
En el Aula “Guillermo Floris Margadant” del IIJ, Hernández López abundó sobre los derechos humanos como una condición estructural esencial en el desarrollo y la verdadera libertad.
“Ningún país puede considerarse libre si encarcela la disidencia, silencia la prensa, criminaliza la protesta, concentra el poder o no respeta la división de poderes”, acentuó.
Se pronunció por la ampliación de las libertades reales de las personas, la libertad de vivir con dignidad, de participar en la vida pública, de expresarse libremente, de acceder a una serie de bienes jurídicos como la salud, la educación, la justicia, sobre todo la justicia.
Por último, expuso que ningún desarrollo puede ser sostenible ni ninguna inversión segura para aquellos que sólo piensan en los rendimientos económicos si en lugar del derecho prevalece el arbitrio de una persona o grupo reducido de personas capaces de cambiar las reglas del juego a su antojo.
Tampoco puede existir seguridad para nadie si se excluyen a los más vulnerables, “de allí que uno de los principios más esenciales de la democracia sea el establecimiento de límites claros al ejercicio del poder”, concluyó.